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Me he topado más de una vez con alguna persona que duda claramente que Dios lo escuche, y me pide que por favor ore por él, diciendo la siguiente frase: “vos que estás más cerca de Dios, podrías orar por mí, es que creo que El no me escucha”.

Analizando ésta petición, sacaré las premisas que nos ayudarán a entender:

  1. ¿Qué nos garantiza que Dios nos escuche?
  2. Cuando realmente no nos escucha
  3. ¿Porqué creemos que Dios no lo hace?

¿Qué nos garantiza que Dios nos escuche?

 Mucho tiempo sin orar

Clamé a él con mi boca; lo alabé con mi lengua.

Salmo 66:17

El primer punto que podemos aclarar es que la certeza de que Dios nos escuchó viene fruto de una relación con Dios que debemos cultivar, y generalmente este tipo de expresiones las hacen personas que se sienten o han tenido un alejamiento. Días y meses sin orar se traduce en distanciamiento, y así como la confianza se gana con el tiempo con un amigo es similar con Dios.

Nuestras excusas hoy en día es que no tenemos tiempo para orar porque tenemos muchos compromisos y preferimos avanzar en trabajos y no pasar tiempo con Dios, porque subestimamos ese tiempo invertido, pero los que acostumbramos a hacerlo sabemos que hace la diferencia en nuestro día y vida.

A medida que hablas con Dios mas te familiarizas con su voz y eso te permitirá detectar que está hablando más seguido o al menos que tengas la seguridad y confianza de que El te ha escuchado.

Cuándo realmente no nos escucha

No tengo mi vida en orden

Juan 9:31 version NTV

31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores pero está dispuesto a escuchar a los que lo adoran y hacen su voluntad.

Juan 9:31 version Reina Valera Contemporánea

‘Y sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero que si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ese sí lo escucha. ‘

Este pasaje nos muestra que estar desalineado o en desorden con Dios no te permite una sintonía cercana, y la expresión “no escucha a los pecadores”, se refiere a que generalmente si estas viviendo una vida sin Dios tus peticiones son egoístas.

Santiago 4:3 “y cuando piden algo, no lo reciben porque lo piden con malas intenciones, para gastarlo en sus propios placeres”.

Eso no significa que un pecador no puede acercarse a Dios para pedir perdón, o para pedir un milagro en su vida o familia, porque contradice lo que una vez dijo: “yo estoy cerca del corazón contrito y humillado”, o que a pesar de tu condición de pecado no encuentres en El misericordia, también dijo: «Tendré misericordia del que yo quiera, y me compadeceré del que yo quiera.» Y estoy segura que tener misericordia de ti es proporcional al temor de Dios que tengas (temor=devoción y respeto).

No te escucha por tu altivez

Salmos 138:6 “Tú, Señor, estás en las alturas, pero te dignas atender a los humildes; en cambio, te mantienes alejado de los orgullosos”.

La altivez no es algo que la persona detecte con facilidad, ya que te ciega el entendimiento, te crees sabio en tu propia opinión, pero rendirte, humillarte, te transforma instantáneamente en un candidato para que Dios te preste tu oido.

¿Porqué creemos que Dios no lo hace?

No siempre es instantáneo

La expresión Dios no me escucha también significa, “no me responde” y ¿a qué puede deberse esto?

Dios tiene tiempos específicos para responder y obrar, siempre te mostrará si tu petición debe aguardar, vendrá pronto o simplemente no la responderá por tu bien. Sus respuestas no son instantáneas regularmente, pero si sé que Él llega siempre a tiempo.

2 Corintios 5:7 “porque vivimos por la fe, no por la vista”.

2 Pedro 3:8 «Pero no olviden, amados hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”

Dios existe desde la eternidad, no se rige por lo que nosotros creemos como tarde, su habilidad de saber el presente, pasado y futuro le permite llegar en el momento kairos (perfecto o divino) o no que pase a nuestro ritmo y capricho.

Kairos es una antigua palabra griega que significa el momento adecuado, el momento oportuno.

Pide con fe no dudando

Santiago 1:6 “Pero tiene que pedir con fe y sin dudar nada, porque el que duda es cómo las olas del mar, que el viento agita y lleva de un lado a otro.”

Las olas del mar tienen un movimiento de vaivén que no se detiene, Él no quiere que seamos de esa manera, sino constantes, creyendo que veremos su poder haciendo milagros.

Santiago 1:7 No piense, pues, quien tal haga, qué recibirá cosa alguna del Señor.