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Esta frase “Cubriré tu vergüenza” fue la frase que cerró un sueño que tuve hace algunos años atrás, quizá 5 años. El sueño iniciaba donde alguien me daba una palabra de rechazo, luego daba la media vuelta y me miraba caminando por diferentes tipos de caminos, pavimentados, pedregosos, angostos, a cuestas, etc., hasta llegar a un destino donde finalicé viendo hacia abajo, mi vestimenta era especial y cubría hasta mis pies, casi por despertar escuché la voz con la frase, la cual es el título de este artículo, “Cubriré tu vergüenza”.

Mi Primer Casamiento

En efecto, experimenté muchas situaciones adversas a raíz de que me casé por primera vez y atravesé el divorcio. Para mí este tema del divorcio era un tema que me apenaba, no asimilaba que estaba repitiendo el patrón de divorcio en mi familia, también porque los divorciados nos desesperamos pensando que necesitamos rehacer nuestra vida apresuradamente y esto nos lleva con más rapidez al precipicio. Bajo la frase interna, “yo quiero ser feliz”, empezamos nuevamente a intentar tener una relación amorosa que generalmente no estamos preparados para asumir, si no hemos trabajado lo suficiente para sanar y cambiar nuestros hábitos de decisiones para proceder de mejor manera. Eso lo reflexioné hasta después que volví a estrellarme con más equivocaciones en la búsqueda de pareja. Es triste y vergonzoso, pero así fue (ya leen porque Dios me dio ese sueño con esa frase, El sabia lo que me iba a ocurrir).

Cuando empezaba a recuperarme, vivía únicamente con mi hijo en una casa rentada. Descubrí cosas interesantes como trabajar en mi negocio con más intensidad, involucrar a más personas en mi taller colaborando así para que otras personas tuvieran un ingreso extra, y aparte tener un trabajo fijo. Experimenté lo que es estar a cargo sola casi de todos los gastos de una casa, asumir la tutela de un hijo, pasar mas tiempo encerrada en casa; pocos amigos, pocas visitas, y mucho cansancio, aunque no me iba mal económicamente sabia que estaba pasando un desierto.

De Regreso a la Solteria

No era fácil asumir el cambio a la soltería, y sobre todo experimentar la soledad en varios aspectos. No me quejo, en verdad aprendí mucho, al parecer donde iba o estaba de una u otra forma quedaba siempre sola, eso arrancó en mí la dependencia a amigos, y también a botar la autosuficiencia y refugiarme aun más en Dios y encontrar un nuevo equilibrio.

Debo admitir que fallé al tratar de encontrar una nueva pareja demasiado pronto y tratar de reconstruir mi vida amorosa, lo que me ocasionó mas retrasos en el avance de la sanidad que estaba empezando a obtener sola (¿ven que tenia sentido estarlo?).

No todas las personas nos recuperamos al mismo tiempo, y no sabemos al inicio del proceso cuánto tiempo nos demora sentirnos preparados y renovados para intentar otra vez, pero si es necesario tener esa seguridad o solo sufriremos un colapso.

Yo colapsé en algún momento, y me cuestioné si tener pareja era para mí, pero un día aprendí la lección acerca de las relaciones, de como verdaderamente funcionan y pude estar fresca y lista para poder enfrentar algo nuevo y duradero.

¡La Vergüenza se quedó atrás!

Ahora estoy felizmente casada, ocurrió muy recientemente, y puedo decir que mis etapas de vergüenza quedaron atrás, y no lo expongo para señalar o culpar a otras personas sino para asumir errores en los que me metí por mi propia cuenta, sin tener la suficiente cordura y claridad de lo que estaba haciendo o tratando de construir cuando no era el momento.

A veces pienso, si en el mar de tantas felicitaciones de la gente en mis redes sociales por mi boda, habrán otras muchas que se burlan, me critican o me impusieron una etiqueta a raíz de mis fracasos, y la verdad es que sola me respondo: es muy probable; pero hoy no debe importarme, al igual que a ti, si dejamos atrás ya una vida que solo es pasado y que solamente nos trajo las más importantes lecciones de vida.

Que importante es saber el momento adecuado para cada etapa, eso se llama madurar, y que milagroso es poder sanar internamente, te invito a conocer al Dios que hace cosas extraordinarias.

Filipenses 3:13-16 NVI

13Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, 14sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. 15Así que, ¡escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar. Y si en algo piensan de forma diferente, Dios les hará ver esto también. 16En todo caso, andemos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.