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Despedir a un ser amado

Entre 2008 y 2012 un servidor estudió Psicología. Tarde me enteré que no era lo mío y hoy por hoy desde los 5 años empezaría a estudiar Teología pero “hubiera” no existe. Suelo quejarme de ese tiempo pero no todo fue malo. Al menos aprendí a conocerme y, hasta cierto punto, como mínimo a tolerarme. No he logrado amar esto:
En los test psicométricos siempre me aparecía este término: ALEXITIMIA. Qué es eso? “Incapacidad de identificar, reconocer, nombrar o describir las emociones o los sentimientos propios, con especial dificultad para hallar palabras para describirlos. Pobreza en la expresión verbal, mímica o gestual de las emociones o los sentimientos”. Usted dirá: Enma yo te he visto predicar y sos el ser más expresivo del mundo. Ahí está el detalle; en mi caso particular; mis horas frente a la gente son la válvula de escape para todo lo que, en persona, me cuesta expresar.
Trabajo en ello. De verdad lo hago. Me cuesta pedir ayuda. Me cuesta admitir que estoy triste. Me cuesta confiar.
Pero lo que es peor…en momentos tensos o de intenso dolor; me quedo frío, cosa que podría interpretarse como indiferencia. No me gusta pero es así.
Cuando mamá murió pasó.
Estuve de lo más relajado y sereno. Tenía que pensar en todo. Pagar todo, organizar todo, estar para mi Papá. Decidí no verle más; no tengo un recuerdo de ella en la caja. Prediqué en el servicio fúnebre. Recibí a cada invitado, nunca olvido a quienes me acompañaron. “Chilié con ellos”. Al día siguiente moví el entierro a la mañana, quería salir de aquello cuanto antes; además que a la 1 pm jugaban el Barça y el Liverpool. Era 1 de Mayo de 2019; el día del mejor tiro libre de todos los tiempos por el mejor jugador de todos los tiempos.
Estuve tres días tranquilo. Hasta que jueves por la noche; en una llamada; rompí a llorar.
“Se murió mi mamá”…
Y en efecto, había muerto.
Solo una vez más después de esa la he llorado. Dos en cinco años y es el ser que más he amado al sol de hoy. No sé por qué soy así pero escribo esto no para justificarme, el que me quiera pues que me quiera y el que no, que no lo haga; derecho tienen.
Digo que no podemos juzgar a alguien por un dolor que no sentimos; deberíamos dejar a cada persona expresar su duelo como guste y dejar que sea un proceso a su tiempo y a su manera.
Soltar duele.
Por eso; si usted tiene a sus viejos; cuídelos y estímelos.
Eso aún hoy me hace sonreír.