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Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. 1 Pedro 5:10

Esta es prácticamente una promesa para nosotros, algo que usaríamos si quisiéramos hablar de Fe, pero no para hablar de sufrimiento, porque nadie quiere sufrir, y particularmente yo, le tenía pavor a padecer algún tipo de sufrimiento; sin embargo han sido en los momentos de sufrimiento donde Dios me ha mostrado las lecciones más profundas.

Durante la adolescencia viví situaciones fuertes y dolorosas en el ámbito familiar, pero no quería conmigo esa sensación de sufrimiento, así que durante muchos años me metí en la careta del «bienestar», siempre me guardé los dolores, podría haber estado en las peores crisis, pero nunca ibas a escuchar de mí que algo anduviera mal. Entré en una zona peligrosa de: «Yo debo ser fuerte pase lo que pase» y Así viví durante varios años, hasta que con la muerte de mi padre, Dios me enseñó que mi » fortaleza» debía ser sustituida por la de Cristo y es que tardé 1 mes para poder llorar y sacar el dolor por la muerte de mi papá, porque «Yo debía ser fuerte»

Pero como todo lo que hacemos sin la ayuda del Señor, esa fuerza se vino abajo y me desanimé por supuesto, pero en medio de cuestionamientos y a través de ese dolor experimenté por primera vez aquello de llevar nuestras cargas a Dios, entendí que no se trataba de ser fuerte, sino de aferrarme a Dios, que podía ser vulnerable con él.

Ha sido en los momentos de sufrimiento donde el atributo de Dios como padre, ha sido más palpable para mí, ha sido ahí donde he tenido las oraciones más íntimas con Él y la alabanza más genuina; he aprendido que puedo perder trabajos, personas, tener fallas y fracasos, pero que nadie te puede quitar tu alabanza.

🖋 En una ocasión leí esto: «Alabar a Jesucristo durante el día es algo grandioso; pero no hay música más dulce que la del ruiseñor, y éste alaba a Dios por la noche. Alábale en los tiempos de los címbalos resonantes con todo tu corazón y ser; pero cuando no puedas hacerlo, solo siéntate y brinda su alabanza en silencio solemne en la profunda quietud de tu espíritu» (C.S)

Cada vez que me ha tocado pisar el suelo en angustia, Dios ha preparado una plataforma para que suba, Dios puede usarnos aún con áreas rotas en nuestra vida, eso es lo maravilloso de su gracia que al final de cada proceso hay gloria.
Las lecciones del sufrimiento por Kathe Escamilla (Pan de cada dia)
Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Romanos 5:3-4