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¡Oh ya entendí, le dije a Dios: tu plan es dejarme sola!. Exclamé, cuando empezaba a notar que las personas que más quería se iban por una u otra razón.

¿Te ha pasado en algún momento de tu vida? Seguro que si, personas que valorábamos tanto no las frecuentaremos más o bien no las veremos otra vez.

Cuando yo pensaba que tenia los compañeros perfectos en mi trabajo, el equipo ideal en mi iglesia y tenía los amigas que necesitaba y quería, yo creía estar totalmente completa, segura de que ese castillo nunca se derrumbaría.  ¿A dónde tendrían que irse?, ¿cómo se me ocurriría perderlas en algún momento? ¿porqué tomarían un rumbo distinto al mío o peor aún, se distanciarian al punto de no hablarles ni compartir más una cena? Mi estado de inocencia novelesca necesitaba una cachetada para despertar a la realidad.

Las Cosas Cambian

La realidad es que las cosas cambian, las personas, los ambientes, los trabajos y demás, pero amamos lo predescible, ¿si o no? Lo sorpresivo a veces asusta, aunque deberiamos desarrollar nuestra capacidad de apreciar lo que salta de nuestro patrón rutinario.

Hay un apego saludable que nos ayuda a relacionarnos, como lo es expresar interés en nuestros amigos y familiares, querer estar con gente y compartir momentos con nuestras personas favoritas con regularidad, es natural y necesario. ¡Pero que tal cuando las pérdidas o separaciones nos crean un bajón de ánimo que nos retuerce el mundo!, quedamos como si tal nos pasó una aplanadora. Es ahí cuando descubrimos que tal ausencia o lejanía de tal persona nos causa una afectación considerable a nuestra estabilidad. Aunque también debemos reconocer que nos apegamos a cosas materiales no solo a personas.

Experimenté Momentos Claves

Yo viví en momentos determinados, en el que todo un equipo de trabajo se iba uno a uno en meses diferentes, hasta ser yo la única empleada de más años en un departamento de un banco. Pasé de tener mejores amigas con las que platicaba y salia seguido a tenerlas en otro país o a distancias más largas. Pasé de tener una banda musical con la que trabajé muchos años y verme obligada a dejarlos porque me tenia que mover de iglesia (hace 7 años). O bien cuando empezaba a disfrutar de tener un padre terrenal, falleció. Y podria continuar con más ejemplos.

En momentos distintos, cuando una persona que quería tenía que alejarse por alguna razón, yo solo debía aprender a asumir con madurez que las personas cambian o son temporales en la vida, al igual que yo lo era para otras personas.

Siempre Hay Una Lección de Vida

Dios permite que conozcamos personas que nos darán una lección de vida o nos acompañarán para determinados momentos pero efectivamente no todas están destinadas a estar a nuestro lado hasta el final. Porque cada uno de nosotros cumple una función con sentido en la vida de otros, es más, podemos experimentar una conexión extraordinaria con alguien con quien solo tendremos la oportunidad de ver una vez quizás. Asi es la vida.

¿Como descubro entonces, si al perder o distanciarme de alguien, no por causas buscadas, me afecta realmente? Acá les comparto el concepto del apego.

¿Que es el apego?

El apego genera una sensación poderosa de falta, una necesidad dolorosa que necesita ser satisfecha. También es una falta interna que se requiere llenar desde el exterior; una vez que se encuentra la fuente para llenar esa falta, se vuelve indispensable y crea dependencia.

Confieso que más de una vez dependí de alguien para sentirme contenta, al ir a un campamento, un cumpleaños, una cena y no podía disfrutar a plenitud por extrañar su presencia. Eso hasta cierto punto es normal, pero no debe ser un patrón de vida. No podemos aferrarnos a alguien para pasarla bien ni basar en otra persona nuestra felicidad. Lo que Dios intentaba enseñarme es que debía aprender a ser feliz ¡siendo feliz por que si!, sentirme agradecida, plena, libre para seguir sin importar quien me acompañara.

Acá les comparto otro concepto importante:

¿Cómo construir el desapego?

El desapego es una práctica muy efectiva para contrarrestar el apego emocional. Se podría calificar al desapego como el hecho de no necesitar nada, pero no es realmente así. Se trata simplemente de no tener ninguna necesidad de algo o alguien para ser felices y aprender a no obsesionarse con las cosas materiales.

Esto no significa que no debemos poseer nada o que nos limitemos a construir relaciones en las que evitemos vincularnos con los demás, cuando en realidad esos vínculos afectivos nos permiten experimentar el bienestar y la seguridad.

Cuando no experimentamos la plenitud del amor de Dios buscamos llenar nuestros vacios más profundos en personas o cosas, y sin darnos cuenta nos apegamos a ellos como si fueran la fuente de nuestra felicidad, siendo esto un total error.

Salmos 3:19 | NVI 

Le pido a Dios que ustedes puedan conocer ese amor, que es más grande de lo que podemos entender, para que reciban todo lo que Dios tiene para darles.

Dios puede suplir nuestras más grandes carencias, todo lo que necesitamos lo hayamos en El.

Cuando experimenté largas rachas de soledad aprendí a orar por más tiempo, y empecé a conocer la plenitud de Jesús teniéndolo de verdad a Él como centro.

Salmos 121:3 | NVI 

No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre.