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Mientras tenga vida

Mientras va aumentando nuestra edad y la juventud se va alejando, nuestro cerebro opera mas con la parte de la memoria que con la parte visionaria, esto es; proyectos, planes, metas, etc. y el acostumbrarnos a esto puede anclarnos en el pasado, vivir de los logros anteriores y hacernos perder el interés por lo nuevo, es decir prohibirnos nosotros mismos por aquello que Dios nos tiene reservado en su voluntad para que emprendamos.

Cuando uno es joven suele arrepentirse de cosas que eventualmente ha hecho, pero cuando uno comienza a envejecer, entonces suele arrepentirse de aquellas cosas que no pudo hacer.

Mientras estamos en los años de la juventud, miramos más el presente que el futuro, siendo joven uno no se preocupa tanto por lo que pasará dentro de diez o treinta años adelante; se vive el momento, la ocasión oportuna, piensa que hay demasiado tiempo por delante, muchas hojas de calendario por arrancar como para preocuparse de ¿que pasara cuando envejezca?… y mientras vemos que el fiel testigo llamado espejo te revela que la juventud de uno va quedando plasmada en fotos y recuerdos, es ahí donde uno de vez en cuando suele hacer una pausa para pensar la siguiente pregunta:

-¿Qué pude haber hecho mejor, y que habiendo tenido la oportunidad no lo hice? y pienso que una sola sencilla frase nos daría la respuesta:

«Mientras tengamos vida tendremos tiempo y oportunidad».

Nunca será tarde mientras tengamos el deseo y la iniciativa de actuar y reanudar aquello que quizá una vez abandonamos, pues desde hoy mismo podemos continuarlo, de seguro que no con la misma energía de antes, pero el entusiasmo y motivación pueden ser aún mejor porque esas nacen en el corazón.

El que comenzó tan buena obra en ustedes

la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.

Filipenses 1:6