“No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor”
(Salmos 118:17 NVI)
La semana pasada perdí (sólo una expresión) a dos amigos a causa de COVID. Cada uno fue especial en diferentes formas, ambos estaban en líneas de tiempo distintas; uno ya había recorrido un buen camino en esta tierra, mi otra amiga, llegaría a cumplir 31 años este año. Honro lo que fueron sus vidas en esta tierra y aprecio todo cuanto pude aprender al conocerles.
Esta temporada, en la que muchas personas han partido es una invitación directa a pensar; pero no precisamente en la muerte. El título de este escrito es el antónimo en latín a una frase que recuerda la mortalidad del ser humano: “Recuerda que morirás”. Dios, sin embargo ha propiciado que tengamos vida en lo eterno y nos ha dado vida también en esta tierra; Dios tiene que ver con ambas vidas.
¿Estamos Viviendo Realmente?
Pero, entre tantos afanes, frustraciones y el particular hábito que tenemos los seres humanos de querer controlar todo ¿Estamos viviendo realmente? Cada día veo gente frustrada porque no logra lo que quiere (Incluyendo a su servidora en esa lista repetidas veces); veo personas obsesionadas con obtener más dinero y he visto personas con dinero obsesionadas con mostrarlo por ejemplo.
A lo mejor por pensar en el restaurante de alta, no apreciaste esa cena en casa con tu familia, quizás se te fue la vida trabajando queriendo dejar patrimonio a tus hijos, pero tu legado para ellos probablemente sea el de un padre o madre ausente o dime si algún vicio te consumió tanto que dejaste de percibir lo que estaba a tu alrededor. Casi aseguraría, que difícilmente podrías decir cuántas veces aprovechaste realmente una caminata o cuándo fue la última vez que hiciste algo desinteresado por alguien.
Estamos Olvidando Vivir
¿Lo ves? – Nos estamos olvidando de vivir, estamos demasiado distraídos, incluso para ver a Dios, caminamos sin vivir, porque estamos siempre viviendo para ALGO, siendo nuestra esencia vivir para ALGUIEN, para DIOS. No puedes morir sin aprender a vivir, necesitamos aprender a vivir a la manera de Dios. Queremos experimentar las maravillas de un Dios vivo, pero no estamos interesados en vivir para el Dios viviente.
Dejemos de vernos tanto a nosotros mismos, a lo que creemos que nos falta; las dificultades que afrontamos nos enseñan a crecer y ser fuertes, es imposible aprender sin malos momentos, debemos sacarles provecho para aprender a pensar, resistir y poner la mira en Cristo.
Pon la Vista en El Autor y Consumador
Cuando aprendamos a poner nuestra vista en el autor y consumador de la Fe, nuestros ojos empezarán a notar sus maravillas y nuestros corazones empezarán a experimentar esa gratitud que llevó a David a comprender que es Dios quien te libra, que es Dios quien extiende misericordia cada día sobre toda la tierra y que es Dios quien corona de favores a sus hijos, por eso vivimos para él, porque nos libró de muerte eterna.
De manera que, si estás abrumado, acongojado o frustrado y sientes que no vale la pena seguir adelante, ¡Acuérdate de vivir! reconoce cada cosa que viene de la mano de Dios, asegúrate de vivir para proclamar lo que ha hecho Dios en tu vida, que nuestra alabanza siempre grite más fuerte que nuestra queja.
Y ojalá, a través de nuestros procesos, podamos expresar nuestra vida como Pablo: “Sé vivir, he aprendido, puedo tener escases y abundancia, he sido enseñado, Cristo es mi fortaleza”.
Contador, labora para una entidad de la industria de acero en Managua como asistente contable. Tuvo un encuentro con Jesús a los 18 años mientras atravesaba una etapa difícil en su vida personal; ahí conectó con un grupo de jóvenes que se dedicaban a compartir la Palabra de Dios en las casas y desde entonces inició en el ministerio trabajando con jóvenes e Intercesión. Actualmente también se encuentra involucrada sirviendo en el Ministerio de alabanza.
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