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¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón? Límpiame de estas faltas ocultas. ¡Libra a tu siervo de pecar intencionalmente! No permitas que estos pecados me controlen. Entonces estaré libre de culpa y seré inocente de grandes pecados.Salmos 19:12-13

Nadie Parece darse cuenta de los errores que comete.

Así inicia el Salmo 19:12 en la versión Lenguaje actual, y así me lo recordaba mi hijo una tarde de domingo, y me dijo, “Mami pero porque estás alterada otra vez, porque me estás hablando así?” a lo que contesté: ¿Yo? ¿en qué momento me he alterado?. Según yo, todo fluía normal, pero si revisaba mi interior, mi tono y mis pensamientos, era cierto lo que el me decía. Uno nunca cree tener errores, no nos gusta aceptar que hay mala actitud, falta de gratitud, indiferencia, falta de amor, de paciencia etc., porque reconocer ese tipo de cosas nos hace quedar mal, queda en evidencia lo pecadores que somos.

Al parecer, en esa tarde el Espíritu Santo, quiso que me diera cuenta que podía estar más relajada y gozosa, que no eran actitudes de una hija de Dios y de una madre que desea cambios en su vida.

Siempre he dicho que algo que ayuda mucho para mejorar, es ponerle nombre a tu actitud o problema, ya que definiendo el asunto puedes hallarle solución.

¿Cómo Puedo Conocer Todos Los Pecados Escondidos en Mi Corazón?

Ponle nombre a tu error

Las personas siempre empezamos detectando cosas en nuestra conducta pero tratamos de taparlas o disfrazarlas, por asuntos de vergüenza. Nos encanta esa apreciación pública de integridad, nos hace sentir bien pero es  más valerosa la interna, la propia y secreta, ante un Dios que lo ve todo.

A veces somos demasiado hirientes y decimos: “es que yo soy sincero”, pero si le pusiéramos nombre a esa sinceridad, a lo mejor encontraríamos que actuamos así por Envidia o Ira.

Cuando opinamos acaloradamente sobre cualquier tema, porque no nos parece justo callar nuestra opinión, pensamos que eso es ser expresivo y hablar justicia, cuando a veces solo es Crítica destructiva o Egocentrismo.

Si dejamos que el Espíritu Santo nos dicte el nombre de nuestro pecado, estamos a un paso de ser limpios.

Límpiame de Estas Faltas Ocultas

El siguiente avance después de detectar que pecado tengo en mi corazón es ser limpio de el o ellos.

No puedo por mi misma ser limpia, más que confesarlo de corazón y desear el cambio, debo permitir que Dios con su perdón y su disciplina haga lo que necesito para alejarme de esa falta o error.

No Permitas que Estos Pecados Me Controlen

Es un poco más fácil reconocer una mala mirada, un mal gesto, una frase mal dicha, una actitud perezosa, un enojo fuera de control, un arranque de impaciencia… sólo porque fue algo momentáneo pero que triste es cuando reincidimos en el y se vuelve un hábito. A eso el salmista le llama control.

Cuando una falta ha empezado a controlarte es porque lleva mucho tiempo como parte de tus reacciones cotidianas o bien acciones comunes en tu día a día y ha tomado mucho terreno en nuestra forma de actuar, pero tampoco es algo que no podamos transformar con la ayuda de Dios. Frustra y cansa vernos en lo mismo, pero podemos verlo como Dios lo ve, primeramente como algo que traería destrucción a nosotros mismos sino también como una falta que entristece el corazón de Dios y por tanto debemos hacer algo al respecto.

Nada negativo debe controlarte, nada nocivo, nada que te perjudique a ti y a los tuyos. Pero si, los frutos buenos como la paciencia, el amor, la bondad, etc.

Libres de Culpa

Mientras no haya en tu corazón nada que te recuerde que hay algo pendiente, que has logrado accionar de la forma más limpia posible, y que estas a cuentas con Dios vas a experimentar mucha paz. Las personas no logramos paz por la culpa, porque ha habido errores sin confesar, disculpas que no se han dado, quejas guardadas internamente con nosotros mismos incluso, resuelve eso, puedes orar de forma sencilla al Dios que todo lo ve y escucha, vas a sentirte libre y sano.