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Hoy estamos obsesionados con la limpieza, estamos batallando contra un virus letal, todos o casi todos estamos tomando las medidas necesarias para no contagiarnos de COVID-19, todos queremos mantenernos lo más sano posible, hoy, ir al banco, ir al súper mercado, o ir a trabajar se convirtió en todo un ritual de limpieza, claro, nadie quiere personas enfermas a su alrededor.

El hecho de que alguien en el trabajo o en el hogar presente un leve resfriado, o un poco de fiebre, es una alerta roja para todos, y como familia o compañeros de trabajo tomamos todas las medidas necesarias para que el virus no se propague, tratamos intensamente a la persona afectada por el virus, por que una persona enferma a nuestro alrededor pone en peligro nuestra salud.

Enfermedades del Corazón

Lo mismo pasa con la salud de nuestro corazón, hay personas tóxicas que tenemos en nuestro círculo social, llámese jefe, compañeros de trabajo, clientes o hermanos en la fe, que son amargados, iracundos, conflictivos, que inconscientemente nos contagian de esas “enfermedades del corazón”.

Con ese círculo social podemos mantener una relación nada más que profesional, o podemos cambiar de trabajo para suprimir con ellos esos ambientes tóxicos, suprimiéndolos de nuestra vida íntima y evitando contaminarnos a nosotros mismos y evitar contaminar el hogar con amargura, contiendas, queja, o algún otro malestar del alma. Sin duda alguna, no podremos tener un corazón sano, rodeado de personas heridas, dolidas, o amargadas. En estos casos es fácil establecer un distanciamiento social, evitar convivir con personas de ese tipo que puedan enfermar nuestro corazón.

Pero, ¿Qué Puedo Hacer en el Caso de que la Persona Amargada, Conflictiva, o Iracunda Sea Alguien de mi Propia Casa?

Definitivamente suprimir de tu vida a tu mamá, papa, hijos, hermanos, abuelos, tíos, no es un buen estilo de vida, o por lo menos no es la vida en abundancia que Dios quiere darnos, mantener un distanciamiento social o evitar tener contacto con tu círculo más íntimo no es una opción. Sin duda alguna es muy frustrante lidiar con personas amargadas o conflictivas, pero, Dios nos creó con la capacidad de sanar a los quebrantados de corazón, 

“Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad,” Isaías 61:1 NVI. Las personas que presentan amargura, o son conflictivas, son personas con un corazón hecho pedazos y Dios quiere usarnos para sanarlos. 

Lo difícil está en pagar bien por mal, ningún hijo quiere responder amablemente a su papá luego de que su papa le dijo una palabra áspera, ninguna esposa quiere preparar una deliciosa cena o el postre favorito a su esposo, luego de que este fuera grosero, pero esa palabra mansa es la que aplacará la ira y la exterminará de los corazones de nuestra familia, el buen gesto, el acto bondadoso en los momentos que se manifiesta la amargura, la ira, o la queja, es vital para mantener la sanidad de nuestros corazones y llegar a sanar los corazones de nuestra familia o amigos.

Mantenerse sano es vital, por que nadie puede dar algo que no tiene, y al nosotros como familia dar ese acto de bondad o dar esa palabra amable, es como esa vacuna que mantiene sanos nuestros corazones, pero que también ayudará a sanar a los nuestros y como dice la Biblia 

“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.”

Gálatas 6:9 NVI