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Siempre es posible dar media vuelta

Jesús ilustró la obediencia con el siguiente ejemplo: un Padre da una orden a dos de sus hijos:

– Uno dice que va ir pero al final, no va

– Otro se niega a ir pero después se arrepiente, y va.

– Jesús pregunta cuál de los dos hizo la voluntad del Padre, la respuesta es evidente: el segundo. A PESAR de su negativa inicial.*

La cuestión con la tentación es exactamente igual. Lo ideal sería no meternos en situaciones que nos conduzcan a pecar, que comprometan nuestros valores y seguramente, nuestro testimonio y la tranquilidad de nuestra conciencia. Entre dos males, ninguno; pero si ya entraste a terreno donde materializar tu caída es cuestión de tiempo.

Hermano, hermana:

Arrepiéntete, da la vuelta y regresa al Padre.

En el análisis final, Él notará tu regreso y borrará tu extravío con la sangre de su Hijo. A pesar de tu pecado inicial, siempre es buena idea regresar a Dios. Si no pudiste hacer su voluntad no dejándote seducir por la tentación; hazla volviendo a Dios antes que sea peor.

José siempre será recordado como quien huyó pero no ignores en qué condiciones huyó (“él dejó su ropa en las manos de ella, y salió corriendo de allí”) y aunque la Biblia no diga que haya pasado algo ahí; venga, tampoco lo niega. No obstante le recordamos como aquel que huyó en el último minuto. Fue imprudente por estar en terreno peligroso (“entró en la casa para cumplir con sus obligaciones, y como allí NO HABÍA NADIE”) pero supo recomponer la situación.

Sea cual sea el rollo en el que solito te estés enredando. Es más, si ya la canteaste; especialmente vos:

SIEMPRE ES BUENO DAR MEDIA VUELTA Y VOLVER A DIOS.

Si no pudimos hacer la voluntad de Dios preservándonos; hagámosla humillándonos y cambiando de dirección.

Si estamos vivos, estamos a tiempo.

* S. Mateo 21:28-46 RVR1960

* Génesis 39:6-23 RVC