En un domingo de esos, en los que decides que no harás nada y que te relajarás, me encontraba yo, durmiendo una siesta, después viendo mi celular, pensando y durmiendo otra vez. Entonces llegó mi hijo al cuarto donde estaba y me dijo, quiero ver la película Luca de Disney, Mami. Me asombró la forma tan rápida en que la buscó en línea para verla desde la tablet, y me dijo: “no se permiten celulares, veremos la película”, entonces lo hice a un lado el teléfono y lo puse en silencio.
Vimos juntos la película de principio a fin, fue muy entretenida y con gráficos geniales, pero sobre todo con un hermoso mensaje.
No quiero contártela para no arruinarte la trama y que otro día la veas, pero quiero rescatar solamente una de las enseñanzas que se me grabó en la mente.
Luca, el protagonista de la película tenia temor a hacer cosas nuevas, a aventurarse y a pensar positivamente en cuanto a lanzarse y disfrutar algo divertido como montar una motocicleta, entonces Alberto, un nuevo amigo, le dice a Luca que cuando él escuche esas voces que le dicen: “no puedes, te caerás, no es posible, no lo intentes”, etc. que le dijera a esa voz, ¡Silencio Bruno!. Y Luca le dice, ¿y como sabes que así se llama?, Alberto responde: no lo sé pero así le llamo yo, y me ayuda, solo di: ¡Silencio Bruno!. Entonces cada vez que Luca tenia temor, y escuchaba de nuevo la misma voz que lo detenía de hacer algo osado pero que él realmente deseaba hacer, le decía a esa voz: ¡Silencio Bruno!
Eso me llevó a reflexionar en esa frase que citó Martin Lutero: «No puedes evitar que los pájaros vuelen sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que te aniden en ella.»
Es increíble el poder de la mente, nos hace estar seguros de algo aun cuando no lo sea.
La palabra en Proverbios 23:7 dice: Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.
Isaías 55:8-9
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos -declara el SEÑOR. Porque {como} los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Al menos con este versículo podemos ver que Dios piensa más alto que nosotros, y lo compara con la inmensidad de los cielos.
Te das cuenta que muchos de nuestros pensamientos tienen poca visión, no vemos el potencial con que Dios ve ciertas ideas, planes, circunstancias y nuestra mente recurre a la queja, la murmuración y al negativismo. Es ahí donde debemos detener a esas voces internas que nos detienen de grandes propósitos, de grandes planes, de ver con objetividad aún los momentos duros o retadores de la vida como una oportunidad para crecer.
Nunca olvido lo que Joyce Meyer dice en uno de sus libros llamado, la Batalla de la mente, “Piensa en lo que estás pensando”. Si te detienes y examinas lo que vuela sobre tu cabeza, no le permitirías hacer un nido, ahí te darías cuenta que los pensamientos fatalistas, de derrota, de temor llegan a tu mente, como dardos buscando como acechar y clavarse en ti, pero no debes permitírselo. Entre más medites en lo bueno, en lo justo, en lo de buen nombre así como la Palabra de Dios lo aconseja, ni siquiera tendrías que exclamar a grito: Silencio!, más bien la voz del Espíritu Santo se dejaría escuchar más que la tuya propia o la de la gente y vencerías cada día disfrutando de lo bueno o malo que acontezca con optimismo.
Renueva tu mente con verdades bíblicas que inspiren tu corazón, léela y ella te transformará.

Stefany Hernández, diseñadora de Productos, creó su negocio propio a los 20 años, Tarjetas Like, consiste en diseñar invitaciones personalizadas elaboradas a mano con alta calidad para todo tipo de eventos. Trabaja como diseñadora gráfica. Es cristiana desde su infancia pero inició su ministerio a los 16 años que tuvo un encuentro más personal con Jesucristo, involucrándose en el ministerio juvenil y de alabanza desde entonces. Ha estado activa en el ministerio musical hasta la fecha, pero es en 2020 donde da sus primeros pasos como compositora y cantante solista.
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