Seleccionar página

Hace 6 años tomé la decisión de casarme por las razones incorrectas, el matrimonio y la persona con la que estaba casada se convirtieron en un dios en mi vida, en mi todo, yo vivía y respiraba según el estado de ello.

Nunca me casé porque tuviese una dirección de Dios certera, no me casé pensando en que Dios se deleitaría en el matrimonio, pensé más en mi deseo y nada más, por el mismo rumbo andaba la persona con la que había decidido casarme.

Sin saberlo éramos dos personas egoístas, pensando que “agradábamos a Dios”, cuando al final cada uno buscaba su propio bienestar. En medio de todo eso hubo enamoramiento y sí, amor, según la noción que teníamos de lo que significaba esa palabra. De pronto me percaté que nos estábamos yendo abajo al año de haber contraído matrimonio. En ese punto inicié una batalla en oración sola y la terminé sola.

Antes de contarte como fue todo este proceso, quiero decirte que a Dios no le agrada el divorcio, yo creo que hay que guerrear por el matrimonio, pero también creo que esto  se trata de dos personas queriendo mejorar, queriendo rescatar el matrimonio, creo que cada caso es distinto y que se debe contar con la aprobación de Dios para tomar una decisión. Hoy quiero compartirte mi caso, donde no hubo restauración pero si una transformación.

Pero, ¿Qué Significa Transformación?

Tiene que ver con un cambio de mentalidad, cuando la persona tiene la motivación o la iniciativa de cambiar. Científicamente hablando es un procedimiento de evolución, una modificación. Pero si dividimos la palabra, encontraremos que trans significa atravesar de un lado a otro y la palabra formación es la acción o efecto de formarse. Te comparto esto porque es necesario saber qué quiere hacer Dios o qué está haciendo mientras atravesamos un momento duro en nuestra vida, debemos aprovechar al máximo cada proceso, en nosotros está si volvemos atrás, a la vida de antes o continuamos, teniendo claro que el camino es de subida y va a requerir nuestro esfuerzo continuo.

Decidirse por Dios

Este fue el inicio de una verdadera comunión con Dios, fue mi DESPERTAR.

Siempre estuve clara que si iba a luchar por el matrimonio,  si iba a pasar por todo ese dolor que no sabía de que magnitud podría ser, sabía que no tenía de otra más que hacerlo de la mano de Dios.

En medio del proceso me di cuenta que las FUERZAS no me las podía dar una persona natural, algo material, una foto posteada en una red social con una equis cantidad de comentarios motivadores, no me las podía dar mi familia, aunque es muy importante su apoyo, lo fue y lo ha sido, pero hay una fuerza sobrenatural que sólo proviene de Dios, que es la única que te sustentará.

¿Cómo La Recibí?

La recibí yendo débil, hecha pedazos a sus pies. Yo sentía que ese viaje a sus pies en mi cuarto era como si callera en un fuego que quemaba, sacaba lo podrido, el dolor, la angustia, la desesperación, la ansiedad, pero al llegar a sus pies y PERMANECER ahí, hacía que el fuego se convirtiera en un calor abrazador, acogedor. De repente era consumida por el fuego de AMOR y luego, de una forma poderosa e inexplicable, era llenada de nuevas fuerzas por medio del ESPÍRITU SANTO.

Aquí 2 Cosas

No sabía que era el Espíritu Santo, hasta ahora que lo conozco se que él quien me llenaba de fuerzas y me levantaba. Lo otro es que Dios no puede depositar algo nuevo donde todavía habita lo viejo, porque podría provocar que lo viejo contamine a lo nuevo.

Ese proceso se repitió muchas veces al día durante más de 1 año. La Thais de ese momento aunque no sabía mucho, se dispuso a ser moldeada por el Señor, aunque no comprendía o no sabía lo que significaba eso.

En el transcurso de todos esos meses, tuve que ver a la persona que yo amaba al lado de otra persona, recibí críticas, palabras de que yo era la culpable, personas me dieron la espalda, otras se quedaron y otras nuevas entraron a mi vida. Aprendí en el proceso A CONSTRUIR con lo que tenía para dar, a construir una nueva relación primeramente con Dios, conmigo misma, con mi familia y mis amistades.

Aprendí también A VALORAR mis días, los detalles, el tiempo, las palabras, las sonrisas, mi relación con Dios, Jesús, el Espíritu Santo, mi relación conmigo misma, con mi familia, con mis amigos.

Aprendí a LLEVAR MI CARNE A LA CRUZ por muy doloroso que sea, por mucho que no me guste, aprendí a MORIR PARA QUE CRISTO CREZCA EN MI. En el proceso esta fue una de las formas de lidiar con el divorcio, porque no sólo fue enterarme de cosas de la persona que amaba, si no también fue darme cuenta de todos los errores que yo también cometí.

Por meses me sentí dentro de un tornado, donde lo que giraba en el era todo el caos que estaba en mi vida. En esos momentos el CAMINAR (acción de DISPONERME AL CAMBIO) HACIA LA CRUZ con todo el dolor que tenía, era lo que me traía paz. Al inicio era doloroso, pero ¿quién ha dicho que crucificar la carne es agradable?, luego de eso había calma, yo estaba siendo consolada. Por medio de Jesús mis heridas estaban siendo sanadas, esta escena se repetía a diario. Comencé a entender que para ser libre de la tormenta, de mis pecados, de mis angustias, del dolor y de todo lo que enfrentaba, DEBÍA IR A LA CRUZ JUNTO CON JESÚS, debía disponerme a ser transformada en él. Se que él estuvo ahí conmigo padeciendo todo el dolor y a su vez  con él obtenía el consuelo, perdón, liberación, sanación y AMOR.

En este Punto Aprendí 3 cosas, NO JUZGAR, SINO PERDONAR Y AMAR.

Aprendí a no juzgar,  al ver que Dios sabiendo lo que yo había hecho en toda mi vida hasta ese momento, nunca se fue, nunca me señaló más sí me confronto con autoridad y amor. Entendí que estaba llena de tantos errores que había cometido pero que aún así Dios se quedaba y me daba LA CONFIANZA DE PERMANECER con él porque no me juzgaba, me escuchaba atentamente y me hacía ver mis errores a la vez que me mostraba la salida para enmendar lo que yo había hecho mal. En vez de ser juzgada FUI EXHORTADA, ENSEÑADA, MOTIVADA, ESCUCHADA, PERDONADA Y AMADA.

En ese momento entendí que debía perdonar y amar en vez de juzgar a las personas que me habían causado daño, comprendí también que debía perdonarme a mi misma, no juzgarme, sino amarme como aprendí que Dios me amaba.

¿Cómo Conocí Ese Amor?

Lo conocí cuando viví el rechazo, el abandono, cuando me encontré en mi peor estado, cuando llegaba con la putrefacción dentro de mi a los pies de Cristo, cuando él viendo y sabiendo todo eso se quedó conmigo, no me abandonó, creyó en mí, apostó por mí, confió en mí. Conocí el amor de Dios en medio del desierto, en medio de las tinieblas, en el taller del maestro, en el horno de fuego, en la cueva de los leones y en la cruz. Hoy entiendo que ese dolor fue NECESARIO, y en cada parte que correspondía a cada proceso Dios se quedó conmigo, ME CONSOLÓ, ME AFIRMÓ, ME ENSEÑÓ MI VALOR DE HIJA, ME ABRAZÓ, ME AMÓ. ENTONCES CONOCÍ HASTA ESE MOMENTO EL AMOR DE DIOS.

En el proceso no sabía si el matrimonio se restauraría o no, pero aprendí y comprendí que todos los días cada vez que se viniera un pensamiento que me causaba tristeza, agonía, ansiedad, dolor, u otro sentimiento, debía correr a encontrarme con Dios en donde sea que eso me tomara. Corría y le entregaba lo que estaba sintiendo, le entregaba a la persona y le decía Padre que se haga tu voluntad, tómalo, transfórmalo. Aquí aprendí a entregar,  dependiendo de la voluntad de Dios, aprendí que para que se de una restauración debe haber perdón, arrepentimiento de ambas partes y la disposición de tener la reconciliación en el Señor. Aprendí a alimentarme de su Palabra y de su presencia, a contarle mis cosas primeramente a Dios y refugiarme en él, pues la PRESENCIA DE DIOS ES UN LUGAR SEGURO, DE RECIBIMIENTO Y TRANSFORMACIÓN.

Los Miedos Se Vencen Enfrentándolos

Por otro lado, durante ese proceso tuve que enfrentar mis peores miedos:

Perder a la persona que amaba, divorciarme y quedarme sola.  Yo era emocionalmente muy dependiente de esa relación, sentía que lo había perdido todo, pero la GRACIA DEL SEÑOR y LA CONFIANZA que se estaba construyendo en mi hacia Dios, me hizo pensar que él no me abandonaría al yo enfrentar esos miedos. Así fui enfrentando cada uno, de su mano.

Salmos 23:4

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Recuerdo haberme dicho a mi misma: -debo aprovechar este dolor y enfrentar mis miedos  antes que ellos me enfrenten a mi- y comenzó Dios el trabajo, enfrenté esos y otros miedos y de todos ellos el Señor me liberó. Es necesario enfrentar los miedos.

Romanos 8:28

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

MIENTRAS MÁS TENÍA INTIMIDAD CON DIOS, MÁS SE DESARROLLABA MI SED POR ÉL y POR LAS ESCRITURAS, SE DESARROLLABA MI ENTENDIMIENTO Y LAS GANAS DE SER TRANSFORMADA POR ÉL.

Pase de ser una persona gobernada por miedos, inseguridades, tormentos, complejos, entre otros, a ser una hija que a diario decide ser gobernada por su Padre Celestial, que enfrenta lo que tenga que enfrentar, fuerte en el Señor, segura, que sabe que aún tiene muchas cosas en las que trabajar, pero que está dispuesta a trabajar, a dejarse guiar, a dejarse enseñar porque aprendió a confiar en su Padre, en que no la dejaría sola aunque anduviera en valle de sombre y de muerte. El perfecto amor de Dios echó afuera el temor.

1 Juan 4:18

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

DIOS COMO MI ESPOSO

Isaías 54: 5-6

5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. 6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo.

Claramente había una ausencia física en mi vida de una persona con la que me acostumbré a vivir y compartir, pero he de decir que no hubo ni una sola noche que yo me sintiera sola, era como que Dios me acompañaba en mi cuarto, podía sentir su presencia, su amor, la protección de un esposo, su cuido y su atención.

Pude comenzar a sentir como Dios llenaba cada vacío en mi y con ello vino plenitud, gozo, paz, felicidad, porque ya no dependía de un hombre, de estar casada o estar en una relación, ahora comenzaba a depender totalmente de Dios.

Aprendí entonces a cuidar de mi misma desde adentro hacia fuera, porque supe quien soy yo soy yo para Dios. A través de su amor aprendí a amarme a mi misma, a cuidarme, valorarme y respetarme.

Dios resucitó  mis sueños de niña y añadió nuevos. Comencé a trazar metas y a cumplirlas, comencé a tener una visión de vida y a creer en mi misma por lo que soy en Dios. Tomé la decisión de vivir en santidad porque amo a Dios y quiero lo que él quiere para mi.

1 Pedro 1:15-16

Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

Salmo 119:9

¿Con qué limpiará el joven su camino?

Con guardar tu palabra.

Pude haberme refugiado en fiestas, vicios o relaciones pasajeras, pero elegí quedarme con Dios porque en él ya lo tenemos todo, porque él es eterno y lo que de él proviene también lo es. El me sanó me liberó y me transformo en algo nuevo y deseado.

Lo que el enemigo quiera usar para destruirte y separarte de Dios, si vos lo permitís el Señor lo usará para que seas transformado en él, creando una comunión verdadera entre vos y él, reconciliándote con tu diseño original, con tu propósito, dones y talentos. Él desea capacitarte y prepararte para que podas construir una nueva generación que busque a Dios de corazón y que camine en sus promesas.

Soy Comunicadora Social, certificada también como Asesora de Imagen personal, hoy entiendo que no estudié esto sólo por un sentir, sino por un propósito, para que Dios se glorifique y personas puedan ser reconciliadas con la identidad de hijo y puedan ser transformadas en su amor. Le doy gracias al Espíritu Santo que te llevó a leer hasta aquí, pero no te quedes sólo con esta lectura, ACCIONÁ, SOS TOTALMENTE CAPAZ DE CAMBIAR EL RUMBO DE TU VIDA CUANDO SOS TRANSFORMADO POR DIOS, VOS PODÉS.