Cuando Israel vuelve del exilio, hay par de libros que describen el periodo de reconstrucción nacional; uno se centra en su reestructuración social y política (Nehemias) y el otro en su retorno a la piedad y la religión (Esdras). Como ambos libros probablemente fueron uno solo, tampoco es que Nehemias no hable de piedad y religión ni que Esdras no aborde lo social y político, y a todo esto agregar, que en ambos libros Dios es el centro de la narrativa.
Por cierto, para complementar nuestra comprensión del espíritu de la época, la triada de últimos libros del Antiguo Testamento nos ayuda mucho: Hageo, Zacarías y Malaquías. Buen provecho, si deciden estudiarlo.
Ubicándonos en el capítulo cuarto del libro de Esdras, encontramos que cuando se echaron los cimientos del segundo Templo, inmediatamente estalló la oposición (algo similar ocurre en Nehemias cuando se edifica el muro, y si prestas atención; en cada iniciativa del pueblo siempre -SIEMPRE- hay oposición: Moisés dice a Faraón que deje ir al pueblo y le impone más trabajo, Ezequías se niega a rendirse ante Senaquerib y éste despliega su ejército para acabar con Judá). Creo que el mensaje detrás de toda la narrativa es que cada que te levantes o que Dios te ordene hacer algo que sume, también con ello se levantarán quienes se opongan a ello.
Eclesiastés 4:4 nombra una de las grandes razones para ello: la envidia. En Nicaragua somos buenos a llorar con el que llora y eso es loable pero donde todavía hay asignatura pendiente (y estoy hablando de nosotros los Evangélicos) es aprender a reír con el que ríe. Los celos, los deseos de ser el primero y reitero, la envidia; son tumores silenciosos que están haciendo daño al cuerpo de Cristo. Si Dios levanta a alguien, si Dios inicia algo, si alguien se la rifa para la gloria de Dios; mi deber es ver cómo sumo, orar, animar, aplaudir… Si no aprendo eso, Dios me dará mi lección.
Algunos de las armas usadas por los opositores a la obra fueron:
- Se infiltraron entre los constructores, aduciendo que querían ayudar; cuando sus planes eran otros (4:1-3). Como dice la nueva canción de Lito Kairos: “líbrame de los de doble cara, apártame de la gente mala, los que de frente te piden volar, pero de espaldas te cortan las alas”. Pilas con la hipocresía.
- Intimidación (4:4). El amedrentar al que emprende quizá no lleva a las amenazas hoy por hoy; pero si a las sátiras, las burlas malintencionadas, el menosprecio; todo lo que sume para restar a los demás. Dios nos libre.
- Soborno (4:5). Si, pagaron para destruir a otros; hay gente que estaría dispuesta a pagar para ver mal a otros, y si no invierten dinero pues invertirán tiempo. Dios odia a los que siembran discordia entre hermanos, a los que usan espadas de terceros para aniquilarte, a los que con suma cobardía pero meticulosa elegancia meten la daga y esconden la mano.
- Calumnia y difamación (4:7-16). El arma predilecta del corazón malvado siempre serán los pecados de la lengua; de la abundancia del corazón habla la boca. Eso no ha cambiado. Hay gente odiada sin ser conocida directamente; debido a la mala referencia que fue dada por un tercero. Uno debería tomarse el tiempo para conocer a las personas y emitir opinión sobre ellas; en todo caso las personas llenas de Dios siempre ven a los demás con gracia, como Dios los ve a ellos. Hay mucha falta de Dios, dentro de los que profesamos a Dios; nuestras conversaciones son prueba de ello.
- Ser selectivos con sus narrativas (4:15-16). Dentro de su reporte, los malvados citaron asuntos del pasado que TENÍAN MÁS DE UN SIGLO de antigüedad. Juzgaron el presente a la luz del pasado, como si esta nueva generación no tuviese derecho a cambiar. Creo que la lección es más que obvia, cuando somos selectivos en señalar a las personas por tal o cual episodio de su pasado; demostramos que en realidad no creemos las promesas de perdón, restauración y misericordia ofrecidas en el evangelio. Una de las versiones modernas de esto es el amarillismo en redes sociales; lo peor es que a ese tipo de contenido algunos le llaman “sana doctrina”. Triste.
Con todo, el siguiente capítulo; narra cómo Dios levantó profetas que dieron aliento y coraje al pueblo, que finalmente pudo terminar la obra PESE a la oposición. Mi oración para usted que está en el servicio del Señor no es que Dios le quite sus enemigos, eso no va pasar; es que primero, no te parezcas a ellos y les muestres gracia y segundo que encuentres en la Palabra Profética (la primera y primordial, la Biblia; pero no únicamente ella) el aliento y coraje que necesitas para llegar a la meta.
Si Dios te dio un sueño, dale con todo.
No le hagas caso a los opositores; ellos no te llamaron, escuchá al que te llamó.
Luchando junto a usted.
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